viernes, 18 de junio de 2010

La vida de un ayer

Hoy hablando con una amiga, nos hemos puesto a repasar un poco el ayer, ese ayer que nuestras vidas han visto pasar como efímero humo delante de nosotras.
Ella me comentaba, que si pudiera volver a vivir una vida (cosa improbable, según ella), pero con la mentalidad que ahora tiene,
"nunca, pero nunca (cito palabras textuales de ella), cometería los fallos que ha cometido a lo largo de mí vida".
Yo me pregunte en ese mismo momento ¿Sería yo capaz de hacer lo mismo?.
Mí respuesta fue contundente, a la vez que sencilla, NO.
No porque yo no quisiera, simplemente, porque de mi vida no cambiaría nada, con mis fallos, con mis diferencias con los demás y con migo misma, y sobre todo, porque si cambio algo de ella, todo no seria como ahora es (simplemente mí vida es como yo la he ido haciendo), un caos dentro de un orden y un orden dentro de un caos, así es mí vida.
Ella siguió imaginado su vida si volviera a renacer, todo seguiría un orden, una pauta marcada por los demás, una vida ordenada según el canon que nos fuera marcando la sociedad.
Llegado a este punto le digo:
Ella no dudo en su respuesta
"Si todo el mundo pudiera volver a enmendar sus errores, si todo el mudo tuviera una segunda oportunidad en la vida, si todo fuera así de fácil, ¿Como sería el mundo?".
"No habria tanta indiferencia entre las persona. No habría odio. No habría nada de nada.
En tonces amiga mía, si no habría nada de eso, ¿Que razon tiene el ser humano de seguir viviendo?, si todo el mundo fuera perfecto, si nuestros fallos se pudieran enmendar, si todo fuera así de sencillo, tú y yo ahora mismo no estaríamos hablando aquí ahora mismo. Porque jamas te hubiera conocido, ya que en la vida siempre hay un porque, cuando suceden las cosas, todo sucede proque tiene una razón de ser. Si todo fuera como tú has dicho, yo ahora mismo no estaría aquí. Mi mundo sería otro y otra ocuparía tu lugar".
Llegado a este punto, ella me miró y yo la miré, ambas nos quedamos sin mediar mas palabras. En ese mismo instante, empazamos a bajar la mirada hacia cualquier otro punto del comedor que no fuera ella o no fuera yo, que fuera un punto diferente y a la vez una referencia para decir algo, pero todo fue en vano, vano como la vida misma, vano como mi alma, vano como algo que no se decir con palabra. Simplemente fue La vida de un ayer.

No hay comentarios: