
Espere que fuere el tiempo apropiado para que fuera sembrada en la tierra, y fue sembrada.
Vi como se echo en la tierra, y la tierra la abrazo entre sus brazos, pero me saltaron todas las dudas, pensando ¿La tierra era idónea para la semilla? o ¿La semilla era idónea para la tierra?.
Si esa tierra que en un principio nunca se había sembrado nada, florecería esta semilla, sería el mejor labrado. Con el paso del tiempo se fueron disipando todas las dudas.
Vi como se le entregaba a la tierra agua pura para que germinara , y la tierra daba su calor a la semilla.
Las lluvias fueron favorables, nunca llovía fuerte, siempre que lo hacia, el agua que bajaba de las nubes lo hacía como copo de nieve que desea abrazar la tierra, el clima respeto durante toda su fase, así como su etapa de crecimiento.

Cuando la semilla ya era una planta, le dí todo aquello que necesito, le dí agua para que bebiera, le dí abono para que creciera, le quite las malas hiervas que salían a su alrededor, la cabe para ahuecar la tierra para que respiraran sus raíces y creciera sin problemas, le dí todo mi amor.

Como podéis imaginar, esa semilla se convirtió en árbol, y a su vez ese árbol el día de mañana empezara a dar sus frutos, pero ahora es cuando me doy cuenta de que aquellos temores que cuando sembré la semilla me saltaron, ahora sé que eran menores frente a los temores que me enfrento ahora; pues ahora esos temores son mayores, eso temores que me surgen son,

Yo espero que sí, pero ahí esta la duda del mañana.
¿Podrá el árbol dar sus frutos para que sean vendidos en el mercado?
Yo tengo la esperanza de que sí, pero ahí esta la duda del mañana.
Cuando sus hojas empiecen a caer por el paso de las estaciones de los años, sus ramas no puedan ser podadas por el olvido de los humanos, cuando su tronco empiece a envejecer y sus raíces no puedan ahondar más en la tierra que no será labrada.
¿Quien estará para ayudarle?

Sólo me queda la esperanza de que algún día, alguien siembre otro árbol junto a ti y juntos, con vuestras ramas entrelazadas pero bien cuidadas, seáis bien cuidado.
Dicen que la esperanza es lo último que se ha de perder.
Dicen que si buscas la esperanza la encontraras.
Dicen tantas cosas, que lo que sí tengo cierto árbol mío, que una mañana no muy lejana no podré cuidarte, eso sí lo se.
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